El corazón no bastó: Colombia cae en la final y Brasil vuelve a reinar.

Fútbol Femenino Selección Colombia

La Selección de Brasil se quedó con el título de la Copa América Femenina 2025 tras vencer a Colombia en una dramática final que se definió desde el punto penal. Fue un duelo de alto voltaje, disputado con intensidad, estrategia y momentos de gran tensión emocional. Aunque el marcador se mantuvo en tablas durante los 90 minutos reglamentarios, fue en la definición desde los once pasos donde la historia terminó inclinándose a favor de la ‘Canarinha’.

Fotografía. Selección de Brasil Femenina, Campeonas de La Copa América 2025.

El partido, jugado en un estadio repleto y con una afición dividida entre la esperanza colombiana y la tradición ganadora brasileña, estuvo marcado por un equilibrio táctico. Colombia plantó cara desde el inicio, con una defensa ordenada y un mediocampo combativo liderado por Leicy Santos y Marcela Restrepo. Linda Caicedo fue, como siempre, el alma ofensiva del equipo, generando desequilibrios, aunque sin encontrar el gol.

Brasil, por su parte, apostó por la posesión del balón y la experiencia de figuras como Marta y Tarciane para manejar los ritmos del encuentro. Sin embargo, se encontró con una arquera colombiana, Katherine Tapia, inspirada y decidida a convertirse en protagonista. Gracias a su solidez, el partido se mantuvo con ocho goles, hasta el pitazo final del segundo tiempo del alargue.

En la tanda de penales, los nervios se apoderaron de ambas selecciones. Tarciane anotó el primer cobro para Brasil, y Catalina Usme respondió con seguridad para Colombia. Luego, el primer gran momento de esperanza llegó cuando Tapia atajó el disparo de Angelina Alonso. Marcela Restrepo convirtió el suyo y puso a Colombia por delante, pero Amanda igualó y Manuela Pavi falló, dejando todo nuevamente en tablas.

Mariza marcó para Brasil y Leicy Santos no pudo vencer a la arquera Lorena, quien comenzaba a consolidarse como la figura de la definición. Cuando parecía que Brasil podría cerrar el partido, Marta falló gracias a otra gran intervención de Tapia, lo que reavivó las esperanzas colombianas. Linda Caicedo, con frialdad, empató la serie.

La muerte súbita fue una montaña rusa de emociones. Jhonson y Wendy Bonilla anotaron sus respectivos penales, pero en el séptimo cobro, Luany puso a Brasil en ventaja. Entonces llegó el turno de Jorelyn Carabalí. Un país contuvo la respiración. Carabalí cobró con potencia, pero Lorena adivinó la trayectoria y detuvo el disparo que le dio el campeonato a Brasil y, con él, una nueva desilusión para la escuadra colombiana.

La Selección Colombia lo tuvo cerca. Muy cerca. Jugó con el alma, defendió con el cuerpo y soñó con los ojos abiertos. Pero cuando se trata de finales, eso no siempre basta. Este equipo ha crecido enormemente, ha construido una identidad sólida y ha demostrado que puede competir de igual a igual con las potencias del continente. Sin embargo, también ha quedado claro que al más alto nivel, los márgenes son mínimos y los errores, costosos.

Colombia no perdió por falta de talento. Lo hizo por falta de contundencia en momentos clave. Los penales no solo son cuestión de suerte; son el reflejo de la preparación mental, del temple y la capacidad de ejecutar bajo presión. En esta final, Brasil demostró una vez más que la experiencia pesa, que los títulos no se regalan y que hay que aprender a jugarlos con la cabeza fría y el corazón encendido.

Para Colombia, esta no debe ser solo una derrota. Debe ser una advertencia. El proceso va bien, pero el fútbol no espera eternamente. Las generaciones pasan, los ciclos se acaban, y las oportunidades de gloria son fugaces. Es hora de convertir el crecimiento en conquistas. De pasar de las semifinales y finales jugadas a los campeonatos ganados. Porque competir bien ya no es suficiente. Es momento de exigir más. Porque este equipo puede, debe, y tiene con qué ser campeón.

Valentina Sanchez Duque
Estudiante de Comunicación Social y Periodismo / Universidad de La Sabana/ Periodista deportiva/ Fútbol al Instante/ Fiebre Capital

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