El recordado portero con pasado en la Selección Colombia hizo un extraño ritual cuando vestía los colores de Independiente Santa Fe.
La noche del 31 de julio de 2010, Independiente Santa Fe se enfrentó a Cortuluá en el estadio Nemesio Camacho El Campín, en juego valido por la tercera fecha del torneo clausura, dejando un resultado final de 3 a 0 a favor del “León”, las anotaciones llegaron por medio de Mario González, Omar Pérez y Julio Gutiérrez.
De esa forma, los dirigidos por Néstor Otero llegaban a tres victorias consecutivas en el inicio de campeonato, tras ganarle 2 a 0 a Medellín y derrotar en condición de visitante a América 2 a 1.
Sin embargo, no fueron los tres tantos quienes se llevaron el protagonismo en aquel encuentro y mucho menos la atención del presente público, el encargado de robarse las miradas en el “Coloso de la 57” fue el guardameta Agustín Julio, que era el encargado de custodiar el arco “Cardenal”, quien paso uno de los momentos más dolorosos de su carrera.
En mitad del partido, el cartagenero se vio obligado a detener las acciones en el terreno de juego por un fuerte dolor estomacal que lo aquejó, se doblegó en suelo mientras iba ser atendido por el cuerpo médico.
De esa forma, Julio le pidió autorización al central de aquel encuentro, Sebastián Restrepo, para abandonar el campo, con el dolor que lo acompañaba salió rápido a descargar toda esa mala energía que lo sometió; tras unos minutos, el hoy gerente deportivo del conjunto bogotano, se integró a la gramilla del Campín en su estado normal después de pasar un mal trance, agradeció de volver a su estado normal y le dio continuidad al partido.
