El colombiano volvió al terreno de juego después de recuperarse de molestias musculares
El Atalanta, equipo que se mantenía en el quinto puesto con la clara convicción de alcanzar los 4 primeros lugares que definen la participación en la Liga de Campeones, visitó a la Roma de José Mourinho en el Olímpico de Roma. Luis Fernando Muriel ocupó el banco de suplentes de los visitantes, después de recuperarse de algunas molestias musculares que lo habían alejado de las canchas. Se esperaba su presencia en la segunda mitad del partido, sabiendo que un empate o una derrota alejaría a su equipo de la Juventus de Turín, equipo que se tenía dos puntos por encima y que era cuarto en el torneo local.
Desarrollo del partido:
Al minuto 3, Gianluca Mancini tuvo la primera oportunidad para adelantar a los rojiamarillos con un cabezazo dentro del área, que el guardameta Juan Musso despejó por encima de la portería. Los visitantes comenzaban mejor el partido, estuvieron más en las llegadas al área de Atalanta y tuvieron más iniciativa para acercarse al arco rival. Sin embargo, el gol tardó más de lo esperado tras el fuerte inicio de los de Mourinho.
A falta de 15 minutos para acabar la primera parte, Tammy Abraham, asistido por Nicolò Zaniolo, marcó el primer gol para los locales, que llegaban a 47 puntos que los acercaban al sueño europeo. Con 35 minutos jugados, Atalanta fue incapaz de crear una acción de gol que lo acercara al empate, y se fue al vestuario con la ausencia de Davide Zappacosta, después de recibir un golpe en el ojo durante el transcurso del primer tiempo.
En la segunda parte, Luis Fernando Muriel entró al campo para revertir la situación de su equipo, tratando de romper la línea defensiva de Christopher Smalling, Marash Kumbulla y Gianluca Mancini. La primera participación del colombiano en una opción de gol fue al minuto 61, asistiendo de taco a Ruslan Malinovskiy, quien tuvo un remate flojo que Rui Patrício no tuvo problema en recibir. Como mínimo, los visitantes esperaban rescatar un punto del Olímpico.
Los de Bérgamo, a partir de centros y jugadas colectivas por los costados del campo, buscaban el empate. La defensa visitante metía pelotazos a la cabeza del colombiano, que poco pudo hacer debido a los buenos marcajes y a la constante superioridad de los romanos en despejar la pelota al campo contrario. El marcador terminó con la victoria por la mínima diferencia para la Roma, quedando con los mismos puntos que los de Gasperini.
