Los lamentables sucesos ocurridos en el 12 de Octubre en contra del CT y los jugadores del Deportivo Cali son directamente consecuencia de la falta de jerarquía en la toma de decisiones
Y finalmente, estalló la olla comprimida que era el Deportivo Cali de Mayer Candelo. En las instituciones y en la vida, hay que saber llegar, saber cómo adaptarse a las condiciones iniciales que te exige una situación, y lamentablemente, Mayer no supo darle un aterrizaje sin turbulencia a su llegada al Deportivo Cali.
Con múltiples salidas en falso con la prensa, de la cual Mayer se mostró muy amigo durante su dirección técnica, hasta peleas con referentes, la asentada de Candelo en la dirección técnica del Deportivo Cali fue totalmente forzosa, eso sin mencionar sus múltiples puyas hacia el proceso anterior de Rafael Dudamel, a quien en Diciembre llamó su amigo y abrazó fervorosamente.
A pesar de perder sus primeros partidos ante Tolima y ser humillado con Envigado, la hecatombe de la dirección técnica del Deportivo Cali arrancó en el duelo de los verdes frente a Millonarios en Bogotá.
‘Mi Mar Azul’
Después de ser completamente aplastado por los de Gamero con un contundente 4-2 que dejaba dolido al hincha, Candelo no encontró una mejor situación para exponer su notorio amor por su ‘Mar Azul’, conjunto que acababa de propinarle 4 a sus dirigidos.
Una seguidilla de empates al menos le daba Nafta a un proceso que no pintaba para absolutamente nada contra rivales muy inferiores en condición de local, previo al clásico el DT volvió a pelear con Teo además de cazar una nueva disputa con Guillermo Burdisso relegando por varios partidos al central en el Banco.
Toda la hinchada caleña pensaba que el calvario de este vergonzoso proceso iba a terminar después de la caída en el clásico, donde el Deportivo Cali no tuvo un solo tiro al arco y apostó nuevamente por la poderosa estrategia de la goleada en Bogotá, pelotear a Angelo Rodríguez.
Ratificado:
Nuevamente Candelo dejó ir puntos de local ante Bucaramanga, que no ganó porque Dayro no estaba fino. El presidente Mena después de ver que la situación no iba para ningún lado, que las declaraciones de Candelo anunciando a los periodistas de vendidos y atacando a los hinchas prendían fuego en los aficionados, ni corto ni perezoso citó a la prensa para anunciar que iba a muerte con el proceso de Candelo.
Pasto se presentó en Palmaseca con una versión muy débil que daba un poco de alivio en la situación previo a enfrentar el clásico con Nacional, en el cual el planteamiento inicial del exjugador vallecaucano con Yony González de carrilero y una línea de tres con el poco experimentado Palacios ya dejaban mucho que desear antes de que rodara el balón.
Una nueva humillación:
Sucedió lo esperado en el Atanasio, a los 11 minutos ya era un paliza 2-0 y al final Nacional se fue con 3 que perfectamente pudieron ser 5 o 6, Candelo nuevamente salió a la rueda de prensa sin la más mínima intención de presentar su renuncia y pidiendo jocosamente al final de la rueda una botella de aguardiente.
Así como hay que saber llegar, en la vida hay que saber cuándo irse, cuando ya no haces parte de un lugar y lo mejor es dar un paso al costado por el bien de las situaciones. Mayer se aferró a su puesto, según algunos periodistas, amenazando con el cobro de una cara indemnización y con su frase favorita en ruedas se prensa: «Yo soy el técnico gustele a quién le guste.
La explosión final:
Finalmente, el miércoles 21 de septiembre, será recordado como un día bochornoso en el FPC. Los jugadores y el CT fueron agredidos en el Estadio 12 de Octubre tras ir cayendo 2-0 con Cortuluá presentando un Patético rendimiento. Candelo tuvo que salir escoltado y varios se los jugadores despojados de sus prendas.
La bomba estalló, Mayer no se supo ir y seguramente eso le saldrá caro en su futuro de la dirección técnica, pero los grandes culpables del lamentablemente y repudiable hecho del 12 de Octubre son quienes tenían que tomar decisiones y no lo hicieron: los directivos, que así como seguramente lo hará el Sr Candelo, deben renunciar a un cargo que, como a su protegido, les quedó grande.